Opinión sobre Unity y otros entornos de Escritorio

No soy ningún experto en usabilidad, por lo tanto no tengo ningún estándar o métrica para evaluar un entorno de escritorio, pero llevo varios años moviéndome de un Sistema Operativo a otros, de Escritorio en Escritorio. En base a eso, voy a dar una opinión respecto a Unity en el recientemente estrenado Ubuntu 11.10.

Previo

Para ser honesto, llevo bastante tiempo sin usar Linux como sistema operativo cotidiano. Desde principios de año solo usaba Windows por motivos de trabajo. Luego estuve más o menos desde abril usando Mac OS X, desde Snow Leopard (10.6) hasta ahora Lion (10.7). A pesar que logré instalar un triple-boot de Mac/Windows/Linux, no usaba este último porque no había un driver operativo para mi red inalámbrica (Broadcom bcm4331).

Antes de eso, era usuario habitual y fan de KDE 4.6, en un notebook Acer Aspire 4320. Con agrado logré acostumbrarme a sus detalles y personalizarlo a mi gusto. Incluso logré compilar e instalar el tema oxygen-transparent para KDE, logrando un look «de vidrio» en las aplicaciones, similar a la UI de Windows Vista/7 (lo reconozco, me gusta como luce). Con eso ya había superado un bug que apareció en alguna versión anterior de KDE que impedía usar las extensiones para transparencia y desenfoque (necesarias para lograr el efecto-vidrio).

Ahora, luego de lograr instalar Ubuntu 11.10 (ver nota al final), me llevé una grata sorpresa. Le instalé Ubuntu 11.10 a todos los computadores de mi casa, (desktop, notebooks y netbooks).

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Si la Educación fuese una Guerra, en Chile

Ayer vi 2 cosas que me hicieron imaginar esta analogía, las 2 películas de Iron Man y un episodio más de Tolerancia Cero (programa de actualidad en Chilevisión).

En el episodio de ayer, Fernando Paulsen (periodista) habla en un momento intercambiando el concepto de Educación (tomándolo como un bien público) con el de la Seguridad Interior, es decir, la seguridad policial. Yo lo haré esta vez con otro ejemplo más politicamente incorrecto: La Defensa.

Supongamos que la Educación es la herramienta para ganar una Guerra, la guerra contra el subdesarrollo. Entonces la Educación sería como el Ejercito. En esta guerra, cada medición educacional es una gran batalla, digamos el SIMCE, la PSU, la PISA, etc.

El conocimiento para enfrentar esas pruebas/batallas serían las armas en esta batalla. Y por supuesto, los Estudiantes son los soldados. Los soldados deben entrenarse en algún lugar, digamos un regimiento. Otras condiciones son comunes, por ejemplo, para Educar a una persona es necesario que este bien nutrida y buena salud, así que estos 2 items los supondremos «transversales», aunque en la práctica también tienen influencia.

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En estas condiciones, suponiendo también el actual sistema de Educación imperante en chile, tenemos entonces un escenario bastante extraño y preocupante. Suponga que todos estamos obligados a ser soldados, pero nos dicen que si vamos a la Guerra y ganamos, viviremos mucho mejor que si nunca hubiéramos ido, por lo tanto se vuelve atractivo dar la batalla.

Aprendizaje / Entrenamiento

Para dar la batalla, primero debemos entrenarnos, por lo cual, deberemos asistir a un campo de entrenamiento, un regimiento. Es acá donde parte lo extraño. Hay regimientos para ricos y para pobres. Los regimientos para ricos son pagados, los uniformes, botas, camas, etc. son costeadas por las familias de los soldados. Los regimientos para pobres son financiados por el estado, entregan todo lo anterior, pero con una calidad bastante inferior, uniformes viejos, botas rotas y catres mal armados.

Conforme el entrenamiento avanza, algunos aprenderán a manejar ciertas armas, algunas tácticas de guerra, métodos de supervivencia, etc. En los regimientos para pobres, apenas aprenden a sacarle el seguro a una pistola, entienden como táctica de guerra que hay que correr gritar y dispara, y supervivencia es «el más fuerte gana».

En los regimientos para ricos enseñan a manipular metralletas, bazucas, manejar tanques y otros vehículos militares, telecomunicaciones, y algunos privilegiados incluso aprenden a ser francotiradores.

Al dar la batalla, hay 2 tipos de soldado, los que en su entrenamiento aprendieron a manipular todo tipo de armas, combate cuerpo a cuerpo y lograron volverse muy fuertes. También por supuesto están los que no lograron aprender todo esto y simplemente no les importó aprender a combatir, además como no entrenaron, se volvieron débiles.

Por otro lado, también hay otros 2 tipos que se cruzan con lo anterior. Unos que en efecto pudieron practicar con todo tipo de armamento (los ricos) dado que se los financian ellos. Por otra parte muchos otros (los pobres) usaron con suerte un rifle de la primera guerra mundial y una pistola.

Entonces tenemos un cuadro como este:

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Conocimiento / Armamento

Ahora lo insólito: Al ingresar a un batallón, en nuestro «Ejercito» (educación) se nos exige tener armamento, si puedes comprarlo, te lo compras. El estado no se hace cargo de tu armamento de calidad. Si no puedes comprarlo, debes acceder a él por crédito bancario. Finalmente si no puedes hacer ninguna de estas 2 cosas, el gobierno te entrega los rifles de la primera guerra mundial, armaduras medievales y si hay en bodega, un garrote o algo así. Para transportarse van a caballo.

Por el otro lado, los soldados ricos suelen ir preparados con chalecos anti-balas de kevlar, cascos de aleaciones de ultima generación (duros y ligeros), rifles M16, mirillas laser, bazuca, granadas, mucha munición, algún cuchillo de caza y una pistola. A veces incluso entre varios alguno porta un lanzacohetes. Por supuesto que para movilizarse, cada uno tiene su propio jeep militar.

Pruebas / Batallas

Entonces al ir a la batalla ocurre el desastre. Por su puesto que los soldados ricos las superan facilmente. Van bien armados y eso es lo único que se exige. Para NO ganar una batalla, estando bien armado, significa que no tenías armas, o no sabías usarlas o no eres tan débil que no podias portar un arma de alto poder.

El problema es que muchos de los que no pudieron acceder a un buen regimiento privado, solo se les aseguro un entrenamiento muy básico, armamento obsoleto y muy poco ejercicio físico. Los que tuvieron la suerte de tener algún amigo de otro regimiento tal vez aprendieron algo más, se entrenaron por su cuenta y desarrollaron ejercicio físico para estar en forma.

 

Volverse Profesional / Ganar la Guerra

Para algunos que solo fueron, apretaron el gatillo de un lanzacohetes, volvieron victoriosos y se ganaron su correspondiente medalla, podemos decir que ganaron en la vida.

Lamentablemente son los pocos. La mayoría perdió la primera batalla. Digamos que una armadura medieval y un garrote no es lo más adecuado para combatir cohetes y granadas. Acá ocurren las primeras bajas importantes.

La gran mayoría tuvo que pelear con armas obsoletas y deficientes. Muchos vuelven con un estrés post-traumático que puede durar unos 20 años en sanar (crédito universitario), varios dieron la pelea un par de años pero finalmente fallecieron en batalla. Sin considerar que de este grupo, por lo general, vuelven más encima a trabajar en algo distinto en lo que se entrenaron porque deben terminar de pagarse las armas y el uniforme. No hay bajas, pero tampoco una apacible vida post-guerra.

A estas alturas, solo un grupo muy reducido tiene el privilegio de volver tranquilo a vivir el resto de su vida con una buena pensión militar.

 

En conclusión

Esto en retorcidas palabras, es la analogía de la educación chilena. Una lucha bastante desigual. Mandar a pelear a gente sin entrenamiento ni armas es mandarlos al suicidio. No me parece que deba ser así. Si se va a dar una pelea grande, igual de grande debe ser el apoyo que se debe recibir y no dejarlo a la arbitrariedad del mercado.