Hace tiempo he tenido botado este espacio. Ahora vale la pena detenerme un momento y aprovecharlo.
Este semestre pasado tuve el gran deber de cumplir con el último paso para convertirme en profesional: La tesis.
Si bien al principio parecía que tenía todo el tiempo del mundo, conforme se agotaba el plazo, me vi muy limitado a mis asuntos personales. Tanto que ya en las últimas semanas debí suspender mi actividad en un trabajo, debí rechazar algunas ofertas de trabajo muy tentadoras, dejé de lado algunos proyectos personales y lo que más me dolió… limitar el contacto con mis seres queridos más allá del hogar, familiares, amistades… Llegué incluso a tener que desconectarme de todo chat, evitar redes sociales e incluso apagar mi teléfono. Fue triste, pero un sacrificio necesario, porque finalmente logré entregar mi Memoria a tiempo (si alguno está leyendo esto y por alguna razón se molestó por esto, aprovecho de disculparme, dejaré una mención al final de este post). En poco tiempo más daré mi exámen de grado y finalmente podré ser llamado Ingeniero, como mi familia soñó desde que estaba en el vientre. Pero este no es el pequeño gran sueño del que quiero hablar…